Los nedelos son una especie de Ilis que vive mimetizada con su entorno boscoso. Su aspecto es extraño, sobre todo por sus movimientos al desplazarse y sus peculiares iris en forma de estrella. Pero lo que llama más la atención es su idioma, mezcla sistematizada de sonidos del bosque: las hojas secas al ser pisadas, el chapotear del agua, el viento soplando entre las ramas de los árboles… La unión con la Naturaleza es la esencia de sus vidas. Su mundo se verá turbado después de la Gran Noche, cuando los árboles aparezcan con las raíces apuntando hacia el cielo.
miércoles, 27 de agosto de 2014
viernes, 22 de agosto de 2014
Continuidad (Capítulo 1)
Y
se sintió llover en el magnífico jardín de fábula. Su cabello,
azul como el hielo, se deslizaba por las sienes describiendo ondas de
mar. Estaba desconcertado, nunca había caído agua del cielo en su
jardín. Había oído historias de sus vecinos más ancianos, pero
nunca se las había creído. Ahora todo le pesaba, su ropaje y sus
ideas, que resbalaban como víboras en la arena y le inmovilizaban
los pies. Su figura descolorida se tambaleaba y rodaba por el suelo.
Seis puntos de luz se abrieron en su pecho.
Yo,
que todo esto lo estaba viendo desde el interior de mi esfera, no
podía dejar de sentir una profunda angustia por ese ser. Sabía cómo
iba a acabar su historia, sabía que era inevitable su desgracia,
porque era yo quien lo había provocado. Además, su historia ya no
podía dar marcha atrás porque ya todo había pasado: Yedra, La Gran
Noche, la sequía, los temblores... nadie imaginaba lo que ocurriría
transcurrido el tiempo.
El
mundo tenía muy pocos años y su alma infantil se traslucía en los
seres que nacían de los poros de su corteza terrosa y fértil. Niños
de todos los colores se espatarraban al sol adolescente que los veía
crecer en menos de una jornada, hasta alcanzar la edad suficiente
para poder valerse por sí
mismos.
Gateaban y arrancaban de unos pequeños arbustos flores carnosas que
metían torpemente en sus bocas, deshaciéndose en la lengua como
nubes de azúcar.
Futuro,
pasado y presente son uno, así lo demuestran los archivos akásicos
de la razón. Esto ocurre ahora, ocurre mañana y antes de ayer. Las
causas y las consecuencias se mezclan y disfrazan. Es difícil
comprender entre el caos y la autarquía de la mente colectiva.
Mañana esos niños multicolor serán dioses y tendrán la capacidad
suficiente para destruir su mundo; todos los mitos así lo dicen.
Y
el mundo se creó para ellos; habían alcanzado el paraíso terrenal.
Ninguna necesidad los apremiaba; todo lo tenían al alcance de las
manos y los pies. El instinto, la intuición, que es el instinto del
alma, guiaba su conducta. Comprendían el universo como una célula
puede comprender que forma parte de un cuerpo y eran felices.
Existía
la comunicación, se podía palpar, era una atmósfera densa y
perfumada que todos sentían a su alrededor y les acompañaba. La
mentira era un concepto inexistente y las palabras-cárcel no habían
aprisionado aún el aura comunicativa en su estrecha cajita de
caracteres y sonidos. La comunicación era un ente sin tiempo ni
espacio que sobrevolaba las cabezas de los niños introduciéndose en
sus oídos y saliendo por su boca, dejando en el camino un delicioso
olor a menta. Todo estaba dicho antes de decirlo y los perdones eran
tan efímeros como una mosca de río. Disculpen si una lágrima se ha
derramado, pero el recuerdo de aquellos, estos tiempos me ha
entristecido, ya que es una etapa que nunca se volverá a repetir
pues, aunque los ciclos siempre vuelven, nunca lo hacen de la misma
manera...
Del
techo piramidal del templo flotaban unas luces fluctuantes,
verde-violáceas, que inspiraban paz y transpiraban amor. Tian las
miraba desconcertado, sentía la necesidad de concretar esos
sentimientos, de hacerlos palpables, estables y seguros. Desde su
nacimiento intentó controlar todo lo que tenía a su alrededor, solo
así se sentía menos intranquilo. Siempre tuvo miedo y no quería
dejar de sentirlo, trampa mortal que lo hacía vulnerable hacia todas
las cosas.
“Sarillo
...salem ...sátrapa”, estas fueron las primeras palabras que
salieron de la boca de Tian. Había practicado con diferentes sonidos
durante algún tiempo. Le gustaba el cosquilleo que producían las
cuerdas vocales al vibrar y la explosión de aire que se apelotonaba
en los labios con algunas resonancias. Nadie había utilizado los
sonidos antes para expresar significados, era algo nuevo que Tian
había descubierto y que le permitiría crear un código por el cual
solo los ilianos podrían entenderse. Las
palabras traerán razonamiento, pero no siempre llevarán la verdad.
Y
los jardines de la vida se hicieron parcelas con lindes, y la
naturaleza se vio nombrada por pequeñas bocas desconocidas e
incultas, pues ya no había comunicación entre ellas, el olor a
menta había desaparecido: “Si nadie quiere oírme, lucho contra la
nada” y se encogió en un anillo verde a cien pies sobre la tierra,
que nadie veía, porque ya nadie miraba al cielo.
El
lenguaje se propagó como un tornado por todo el planeta. En poco
menos de una década se había extendido por los continentes
habitados, dando lugar a códigos muy diversos. Un fenómeno muy
extraño había acaecido: en distintos lugares pero al mismo tiempo
una serie de individuos habían inventado un código por el cual solo
los ilianos podrían comunicarse, y como consecuencia, aunque esto lo
descubrieron años después, el dominio del resto de los seres
vivientes que carecían de su información. Comenzaron a adueñarse
de otras vidas, a comerciar con ellas, a cosificarlas. El halo
fluorescente que flotaba sobre la tierra perdía su color y brillo a
medida que se atentaba contra la armonía natural y espiritual de las
almas del planeta. Yo lo vi caer como quien ve que un hijo se le
escapa de las manos por no tener con qué alimentarle. Débil y sin
fuerza, su estela porosa se desvanecía entre la niebla gris de lo
indeterminado, de lo que no es vida ni muerte, ni nada con sentido en
sí mismo. Lo
puro siempre tiene que ser la base de la que partan las creaciones.
Tian
el pedagogo, Tian el revolucionario, Tian el desgraciado anciano
centenario que entendió tarde la pregunta a su respuesta lloró
desconsoladamente la mitad de sus tantos años. Una crisálida marrón
y brillante había cubierto la parte baja de su ojo izquierdo, sus
lágrimas la habían formado. Segundos antes de morir la pupa se
abrió y despegó de su párpado una mariposa amarilla que fue a
parar a la espina más baja del rosal que en su jardín había
plantado, secuela e hilo de esperanza al mismo tiempo.
domingo, 10 de agosto de 2014
Los mercudios (Continuidad)
Los mercudios son una orden religiosa que se dedica a la hermenéutica, es decir, a la interpretación de textos creados a lo largo y ancho del planeta. La magnificencia de su biblioteca, con una estructura que imita la forma de Ilis con sus dos satélites en movimiento, y la peculiaridad de su método de interpretación no dejarán a Tian impasible.
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