Todo comenzó con un pensamiento: ¿Y
si...? Después de eso toda su realidad se deshojó como árbol de
otoño, se desprendió como muda de serpiente, se desvistió de su
antiguo traje deslucido y andrajoso para ponerse uno completamente
nuevo, ajustado como un guante. Dejó hojas, muda y vestido viejo
sobre el piso y caminó por la vida con la seguridad de aquellos que
saben que no tienen nada que perder.
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